El Profeta Muhammad, por orden de Dios, llamó a los hombres a la adoración de un solo Dios y proclamó que, respondiendo a este llamado, la humanidad alcanzaría verdadera dignidad, honor, prosperidad y felicidad. En un período sorprendentemente breve, y en vastas áreas que estaban bajo el dominio de la ignorancia, la oscuridad y la confusión finalmente se disiparon, se estableció el orden y surgieron todo tipo de instituciones benéficas, se estableció un alto orden moral y las bendiciones del conocimiento, el aprendizaje y la ciencia comenzaron a difundirse ampliamente. La fuerza de este mensaje fue su simplicidad cristalina y su maravillosa facilidad, ya que el Islam llegó al alma de la gente sin tener que recurrir a largas explicaciones o sermones complicados. Gracias a este mensaje, que trajo los ideales de tauhid, resalat, paz y armonía, el paganismo en sus diversas formas fue derrotado, y la dignidad humana finalmente se convirtió en una realidad. El Islam enseñó el pensamiento correcto, la acción apropiada y el habla honesta, y por estas razones encontró su camino, sin ninguna dificultad, tanto en las mentes como en los corazones de los hombres.