La visión del Islam
El mayor enigma de la historia actual es cómo durante los últimos doscientos años, en todo el mundo musulmán, se pusieron en marcha innumerables grandes movimientos que dieron a los musulmanes inmensas oportunidades para realizar su trabajo, pero los resultados reales de sus esfuerzos fueron casi insignificantes. Este fracaso se produjo a pesar de que los musulmanes tenían todo tipo de recursos para la ejecución de su programa. Dios prometió ayuda divina con la condición de que lo ayudáramos. Ayudar a Dios significa comprometernos en la misión divina de hacer que la gente tome conciencia del Plan de Creación de Dios. Nuestros movimientos no deben apuntar a adquirir derechos mundanos mediante la protesta y la demanda, sino que deben estar orientados hacia el Más Allá, en los que nuestro objetivo sea hacer que el hombre tome conciencia de lo que tendrá que enfrentar en el mundo venidero. Por lo tanto, nuestros movimientos deben estar orientados a la dawah y no a la política o la economía por naturaleza. Esta es la única manera de asegurar el socorro de Dios y, a menos que obtengamos el socorro de Dios, no podremos lograr ningún tipo de éxito, ni en este mundo ni en el Más Allá.
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